Las horas pasan casi deambulando por la paredes de esta habitación que sin querer -y queriendo también- se transforman en el escondite secreto de tu voz que se asoma como un murmullo agazapado. Vivo los días sólo escuchando tu voz e imaginando tu rostro dibujarse con el humo de mis cigarrillos.
Hace días que volví a fumar como antes... como cuando no estabas, como cuando aún no conocía tu risa tierna y tus besos náufragos de amor.
Hace días que bebo café como antes... como cuando no conocía los desvelos entre tus brazos y las canciones coquetas que cantas para mi.
Hace días que duermo más que antes... como cuando no sabía que dormirme más temprano era la fórmula perfecta para traer tu cuerpo a dormir conmigo mientras sueño.